Si te estás preguntando de quién es ese vestido que te gusta tanto y que no paras de ver en redes sociales, lo más seguro es que sea de Ganni. ¿Te suena la marca, verdad? Sus vestidos de flores pero que huyen del clásico estampado; los jerséis que hacen que deseemos que no se acabe el invierno; los colores como el amarillo, el rosa o el azul cielo, o los diseños sencillos pero con ese toque danés que tanto nos gusta han situado a Ganni en lo más alto.
El año 2000 fue el punto de partida, sin embargo, poco o nada tiene que ver con lo que es ahora, y es que la idea inicial era crear un marca exclusivamente de prendas de cachemir. Nueve años después, el matrimonio formado por Nikolaj y Ditte Reffstrup se dio cuenta del vacío que existía en moda respecto a este tipo de diseños -fáciles de llevar pero con un toque especial-. Por ello, tras esta revelación, Ganni comenzó a despegar hasta convertirse en una de las marcas más importantes del panorama fashion. Tanto es así que las firmas low cost ya han empezado a copiar sus diseños y, aunque no lo creas, eso es lo mejor que le puede pasar. La sitúa frente a los competidores, considerándose exclusiva, y frente a los consumidores, generando el deseo de querer tener el original.
Por esta razón, bien sea porque la influencia de Instagram o por el aumento del gusto hacia lo nórdico, ser una chica Ganni significa ser cool. Y es que el armario de toda fashionista que se precie ya cuenta con alguna de sus piezas. ¿Su precio? Se pueden encontrar camisetas que van desde los 80 euros o vestidos por 200 hasta abrigos por 500 euros, dependiendo el material.